domingo, 18 de mayo de 2014


Allá donde va mi pensamiento es una oportunidad para la paz.


Hay manadas de pensamientos dentro de mí. Son tantos y de naturaleza aparentemente tan diversa que parecen manadas salvajes llenando la pradera de la mente.
Muchos no son míos, son pensamientos que escuché y se quedaron dentro, ni tan siquiera estoy de acuerdo con ellos.
No voy a tener miedo a todos esos pensamientos, aunque a veces gritan fuerte o se abalanzan unos sobre otros como una jauría creando confusión, tironeando de mí en distintas direcciones.

Me tomo el tiempo de escuchar cada pensamiento, de entender qué está diciendo. No los dejo pensarme.

Invito a la paz a que esté conmigo en esto, escuchando.
Le digo, Paz, ven a mi lado, vamos a escuchar a toda esta jauría de uno en uno. Tú tienes la fuerza para acoger a cada uno sin que los demás atropellen. Tú tienes la ecuanimidad para escucharlos. Si estoy sola en este intento de escucha me aburren, me crispan, me horrorizan, me despistan, me zarandean en multitud de emociones. Pero si estás conmigo, Paz, puedo escuchar desde el lugar que creas y por ende no los condeno, no los desprecio, no los defiendo, no me dejo tironear por ellos.

Simplemente escucho.
Y me doy cuenta de la calidad de cada pensamiento, de su entraña y de su consecuencia.
Y decido si lo quiero en mi mente o no lo quiero.

Elijo cada pensamiento desde la paz. Elijo cada pensamiento a favor de la paz.

La paz en mí
La paz en mi pensamiento
La paz actuando a través de mí